Esta obra se compone de una serie de stilletos - vaciados en hormigón de zapatos desechados- dispuestos en estanterías y exhibidos igual que en las tiendas de las grandes firmas.
Nuestra vida se con-forma en la red resultante de historias heredadas, aprendidas imaginadas, aceptadas y re-imaginadas. En el espacio privado de con-formación personal y colectiva, la interpelación de los estereotipos es clave para recrearnos. Ese cuestionamiento debería alcanzar tanto los estereotipos de nuestros mundos íntimos, como aquellos que circulan y también modelan los espacios públicos.
“Zapatito de hormigón, mediecita de limón” pretende evocar e interpelar los estereotipos de mujer. Selecciono el stilleto como zapato que conforma en cierto imaginario todo lo que debería ser, hacer y parecer una mujer. Comienzo así a investigar este calzado desde distintas perspectivas, llego a saber que hay empresas que exigen su uso. Estudio su estructura, y me sorprendo con los filos, las puntas y los puntos de apoyo que implican. Converso con mujeres sobre ellos Muchas no los toleran ni pueden caminar con ellos, algunas los piensan como “ícono de lo femenino”. Para otras representan un arma sobre la cual el cuerpo se apoya, se destruye, se sostiene en un dudoso equilibrio.
El contra punto entre el charol y hormigón, la imagen visual y olfativa junto a la instalación de la obra buscan a su vez cuestionarnos sobre la vida de consumo. La dinámica shopping la alusión a prácticas mafiosas brinda pistas respecto a un sinfín de significados y connotaciones que están detrás del objeto seleccionado.