Brote de Furia.

El proyecto
¿Es necesario cortar, construir, consumir? ¿Para qué se hace? Esta obra surge del
cuestionamiento sobre el uso que hacemos de los recursos naturales y de nosotros
mismos.
El ejercicio constructivo de cortar y construir incluyendo todas las partes
dispara el análisis del consumo sobre lo circundante. El estudio de los cortes que se
hacen en la industria para el mejor aprovechamiento de la madera me impacta y me
lleva a tomarlos como eje rector de los cortes de mis esculturas. A partir de ellos
comienzo a imaginar las reacciones que el tronco haría a ese tratamiento, a esa
agresión.
En la violencia del corte brota, de forma armónica un ensamblaje que da vida.
Surge un nuevo diálogo que relaciona decisiones, las definitivas de un proceso que
transforma para siempre un recurso. Así aparecen composiciones que dan dimensión
estética, reflexiva, a un hecho económico, industrial y social. La efectividad y eficiencia
de esos cortes me permite dialogar nuevamente con la madera. La nueva organización,
la nueva composición es también un nuevo brote en el que la madera vuelve a estar en
pie.
El ensamblaje de las partes que hacen al todo inicial: el tronco – que a su vez es
parte de otro todo: la escultura - brota evidenciando una vez más la nobleza de la
madera.

Santiago Dieste
Montevideo, abril 2013.

Decisiones
El artista toma decisiones, señala, elige, evidencia, reflexiona; nos hace reflexionar.En
“Brote de furia”, el artista Santiago Dieste (Montevideo, 1984) reflexiona sobre el
consumo y la industrialización; y nos invita también a reflexionar presentándonos una
serie de esculturas complejas, no solo en su forma, sino también en su estrategia
conceptual, en su jugada política y en su discurso.
Todo comenzó con cortes aleatorios realizados con la sierra sin fin, luego se
pasó a cortar con “la circular, que permite algo más técnico, racional, similar a los
cortes industriales” (*).
Santiago Dieste se refiere a los cortes que realizan los grandes aserraderos;
cortes estándar estudiados minuciosamente por ingenieros, que les permiten obtener
el máximo aprovechamiento del recurso madera.
Los troncos utilizados por Santiago Dieste, son descartes de podas de árboles
de las calles de Montevideo, de paseos públicos. Troncos que el artista encuentra o
que algunas personas le regalan. Fragmentos de árboles de una ciudad que
mayoritariamente, por un capricho injusto y arbitrario, posee poca diversidad de
árboles comparada con otras capitales de la región. Aquí priman los Plátanos, amigos
de las alergias y conjuntivitis, que le dan a la ciudad ese tono europeo que pretenden
algunos desde un escritorio, tal vez sin quererlo, y que es tan falso como que nos
parecemos a Barcelona o Paris. Y qué mediocre es parecerse a otros y no poder ser
uno mismo. Buena falta de árboles autóctonos le hace a nuestra capital.

A Santiago Dieste le llegan, o encuentra, troncos de Cedro, Ciprés, Fresno y
Anacahuita y son los elegidos por el artista dentro de lo que hay disponible de las
podas; esas mutilaciones también pensadas por ingenieros que condicionan al árbol y
lo obligan a crecer de determinada manera para beneficio de los humanos. “El tronco
determina y condiciona” (*) porque ya trae consigo una forma, a la cual se enfrenta el
artista y a la que no puede eludir.
Hay un interior. El artista sabe que dentro del tronco hay infinitas posibilidades,
miles y miles de posibles rectas, curvas, planos, vacíos, huecos, texturas, etc.
Se plantean los cortes y comienza la aventura de la Deconstrucción.
El filósofo argelino Jacques Derrida, a fines de los años 60, habla del concepto
de Deconstrucción, un concepto deudor de otro filosofo, Martín Heidegger, quien
hablaba de Destrucción, un concepto más duro escrito más o menos 40 años antes.
Sería algo así como deshacer analíticamente los elementos que constituyen una
estructura conceptual.
El artista va a abrir el tronco no solo para ver que hay adentro o para
mostrarnos su interior, sino para dejar en evidencia que dentro hay infinitas
posibilidades de formas, de sentidos. El tronco, (como significante) ya no es un tronco.
De todas maneras el artista se ve obligado a optar por un camino y dar una forma
única a su pieza. Los fragmentos de los cortes van a estar atornillados y pegados.
Algunos de los planos son pintados con pintura fluorescente en spray. “La
pintura llama la atención, unifica, da a entender que es solo un tronco” (*). El tronco
queda desnudo, muestra su interior. El desplazamiento de los planos sugiere
movimiento, éste se evidencia gracias al fucsia potente que salta de plano en plano, de
escalón en escalón.
Otros artistas han investigado en este sentido, tal vez el más importante a nivel
local es el maestro Wifredo Díaz Valdez; quien deconstruye objetos de madera y
también troncos. Los corta , los abre, muestra su interior. De las infinitas osibilidades,
Dieste, elige alguna y el objeto se despliega en el espacio, generalmente con la ayuda
de tarugos fabricados con la propia madera. La gran diferencia con Dieste es que las
piezas de Díaz Valdez se pueden mover, y luego del despliegue, se pliegan nuevamente
y el objeto vuelve a su forma original.
Las esculturas de Santiago Dieste son estáticas, en ellas no hay cinética, pero de
alguna manera, como lo intentaban los Futuristas, el movimiento está presente y
también, como lo intentaban los Cubistas, se pueden visualizar varios planos, en
algunas ocasiones acercándose a la idea de una cinta de Moebius o a las escaleras
absurdas y místicas de M.C. Escher o de Xul Solar o a una cadena de ADN.
Uruguay fue y sigue siendo una tierra de pocos artistas que eligen la escultura,
y dentro de estos, muchos eligen la madera para desarrollar sus investigaciones. Puede
ser por tradición o porque es el material del cual se dispone más fácilmente en nuestro
medio. Sea cual sea el motivo, es una realidad, estos artistas (Francisco Matto, Wifredo
Díaz Valdez, Ricardo Pascale, Federico Arnaud, Juan José Núñez, Andrés Santangelo,
Carlos Guinovart, etc.) no solo la eligen, la trabajan magistralmente, con una calidad
artística de primera línea. Entre ellos se está incluyendo a Santiago Dieste.

Gustavo Tabares
Curador
Montevideo, agosto de 2016.
(*) charlas con el artista en su estudio.